Sin duda el pensamiento más temido por los emprendedores que sueñan con que su negocio se convierta en una marca de renombre, es el de que su empresa fracase. No obstante, basándonos en las cifras, debemos tocarlo. ¿Sabías que el 90% de las empresas fracasan en su primer año? Esto no sólo resulta en una debacle económica, muchas veces irrecuperable para el emprendedor, sino en algo aún más difícil de recuperar: la confianza en uno mismo.
¿Por qué las empresas fracasan?
Se calcula que el 75% de las empresas fallecen a causa de errores en la directiva, siendo estos problemas organizativos, falta de liderazgo, de capacidad para adaptarse a nuevas circunstancias, o sencillamente al morir su fundador. Es importante recalcar que ninguna de las anteriores debería suponer necesariamente este final para una empresa, ya que los problemas anteriormente mencionados pueden solventarse con las estrategias apropiadas. En el último caso, tenemos ejemplos como Disney o Apple, en los que la empresa, sencillamente, trasciende a su fundador.
A continuación repasamos algunos de los errores que suponen las lacras más habituales.
No tener bien definida la cultura empresarial
Basada en conceptos elementales como la misión, la visión, los valores y estrategias de la empresa. No tener definidos los objetivos a corto, mediano y largo plazo, imposibilitará sembrar raíces en un terreno competitivo.
Perder el control de la empresa
La mayoría de los emprendimientos pecan de ser algo informales al principio, siendo en muchas ocasiones los socios personas con las que se tiene algún tipo de relación personal o familiar. Esta premisa suele ser caldo de cultivo para perder el control de la empresa progresivamente. Se ha de tener un orden meticuloso de los procesos referentes a la empresa.
Ausencia de análisis estratégico
Es crucial tener buenas estrategias internas y de marketing para mantener una empresa a flote. En el mundo empresarial, cada error significa una pérdida de dinero significativa.
Mala administración de recursos
Un emprendedor ha de ser un excelente administrador. Esto incluye no utilizar el dinero destinado a la empresa en gastos personales, incumplir las cuentas, deber dinero, etc.
Falta de liderazgo y delego
Un auténtico líder debe tener el valor de tomar decisiones importantes en las distintas situaciones a las que se enfrentará la empresa, además de saber delegar en las personas adecuadas. La ausencia de esto sería el equivalente a un avión sin piloto.
Ausencia de estructura financiera
Se han de tener claro los ingresos percibidos, los gastos administrativos, las ganancias netas, etc. En definitiva, se ha de contar con una estructura de costos.
Falta de planificación
Esto incluye la parte financiera. La tecnología pone a nuestro alcance el establecimiento de presupuestos y otras proyecciones necesarias para el emprendimiento. Hacer uso de las mismas nos permitirá ir formando progresivamente una empresa sólida y sostenible. Algunas de estas herramientas son CRM, HCM y ERP, siendo este último una de las herramientas más idóneas ya que abarca diversas áreas: contabilidad, finanzas, ventas, logísticas, producción o recursos humanos.
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