Ayer, 29 de octubre, se cumplió un año de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que cambió la vida de miles de personas y nos recordó, con dureza, la fuerza imparable de la naturaleza.
Fue un día para recordar, rendir homenaje y agradecer a todos los que estuvieron ahí cuando más se necesitaba.
Aquella DANA descargó lluvias torrenciales que batieron todos los récords: más de 770 litros por metro cuadrado en 24 horas en Turís. En pocas horas, las calles se convirtieron en ríos, las viviendas se inundaron y las infraestructuras quedaron sobrepasadas. Ver el desbordamiento de la Rambla del Poyo y los estragos que dejó el agua fue algo que nadie olvidará fácilmente.
Sin embargo, entre tanta destrucción surgió lo mejor de las personas: la solidaridad, el apoyo y la empatía. Vecinos ayudando a vecinos, voluntarios que llegaban de todas partes, bomberos, sanitarios y cuerpos de seguridad trabajando sin descanso. Fue un ejemplo de unión que sigue emocionando un año después.
En este primer aniversario, se celebraron varios actos para recordar a las víctimas. Las autoridades destacaron la importancia de seguir trabajando para prevenir este tipo de catástrofes, pero también de mantener vivo ese espíritu solidario que tanto nos unió.
Porque, más allá de la lluvia, lo que realmente perdura es la fuerza de la gente y la capacidad de reconstruir juntos lo que el agua se llevó.
