Después de tantos veranos en Madrid, con el calor que hace, apetece salir de allí para descubrir mundo. En mi último verano libre antes de entrar en el mundo laboral me apetecía vivir una experiencia diferente, salir de mi zona de confort y buscar nuevas aventuras.
Por supuesto, eso queda muy bonito pero tenía que pensar cual sería la mejor forma de hacerlo. Tal vez trabajar en una cafetería, ir de intercambio con la universidad, viajar por alguna zona…A mi todas me valían, la que fuese sería una nueva experiencia.
No encontraba forma de irme pero en Abril llegó una buena noticia. Había una familia de Irlanda que quería contratarme como Au Pair. Fue ahí cuando dije ¿Au Pair?…pues por qué no.
Hablé con la familia y encantadora, me explicaron mi horario y mi sueldo, donde viven y cual sería mi habitación. Todo pintaba genial, tenía unas ganas locas de vivir un mes en Irlanda.
Poco a poco fueron pasando los días y cuando llegó el 7 de Junio (un día antes de irme) me moría de miedo, ahí empecé a pensar: “es la primera vez que voy a volar sola, es la primera vez que me voy un mes entero fuera de casa, es la primera vez que voy a estar sola fuera de España”, pero a pesar de todo el miedo que tenía, las ganas no se me quitaron.
8 de Junio, Terminal 4, Aeropuerto de Barajas… Mi padre feliz por la experiencia aunque un poco asustado, mi madre casi llorando y deseando decirme que no me vaya y mi hermano sacándome fotos por la cara que tenía de horror y yo pensando en como me metí en este lío, con lo bien que se está en España.
Aún así me subí al avión y volé hasta lo que parecía ser mi casa en el próximo mes. Cuando llegué la familia me acogió muy bien, estaba muy contenta. Fue el momento de llegar a la casa cuando todo mi mundo se vino abajo. Estaba pasando: estaba sola, en una casa ajena, trabajando para ellos. No tenía amigos, no conocía a nadie y tenía que sacarme las castañas del fuego sin apoyo de nadie.
Es verdad lo que dicen que los primeros días son duros, son MUY duros. Yo estuve pasándolo mal los cuatro primeros días de decir: “hice mal, me vuelvo a casa”. Pero que hubiese conseguido con eso, NADA. Hubiese abandonado a la primera de cambio, me hubiese dado por vencida. Por lo que después de hablar con la familia y mi familia llegué a la conclusión que si lo intento es mucho mejor.
Ahora estamos a 16 de Junio, llevo una semana y un día en tierras irlandesas, me sigue costando por supuesto pero por lo menos estoy intentando disfrutar lo que pueda. ¿Lo conseguiré? No lo sé, lo que si sé es que no me voy a volver a España sin estar totalmente segura de que no podía más, y eso solo lo sabré si me dejo llevar e intento que mi cabeza me deje en paz con tanto: “quiero volver”. Aún es pronto, y esta experiencia se merece una oportunidad.