¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO CON NUESTROS HIJOS?

24 enero, 2014

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El fin de semana pasado mi mujer se fue a ver a sus padres y yo me quedé en casa con mis tres hijos mayores. Que bien –pensé- un fin de semana para hacer lo que quiera sin dar explicaciones, levantarme tarde, ir a Mediamarkt, tomarme el aperitivo con ese amigo que tengo olvidado porque a mi mujer no le cae bien, comer en el salón de casa viendo los Simpson, en fin, un fin de semana “relajao”. Ideal. Casi hasta me daba cargo de conciencia pensar que me lo iba a pasar tan bien sin mi mujer y que estaba deseando que se fuera con sus padres. Pero Je, je, no, no fue así, entre “llévame al futbol a Orcasitas”, “a mi al Volley a Valdebernardo”  (la urba de nuestra Letizia), “tengo una fiesta en casa de una amiga” y “ven a recogerme a las 9:30”, ese fin de semana me hice más de 400 kilómetros. Sí, sí, sé que tengo tendencia a la exageración, pero en este caso no exagero ni un hectómetro, (que diría el niño acompañante de Cela en su viaje a La Alcarria).

 

La pera¡¡¡, cuando yo era pequeño (que gran frase, antes la oíamos y ahora la decimos), si yo hacía deporte a mi padre no le costaba ni tiempo ni dinero. No me llevaba a ningún lado (ni se me ocurría pedírselo), me dejaba hacer de todo (hasta cruzar la vía del tren) y no se sabía el nombre de mis profesores, ni dónde estaba el colegio. Pero si mi padre se aprendió mi nombre el día que fue a mi jura de bandera¡¡¡

Ya sabéis la historia que corre por wassup.

 

– Cariño, hoy que he venido pronto de trabajar, me voy a encargar de los niños, a ver, ¿cómo se llama este?

 

Ni tanto ni tan calvo. A pesar de todo ello, o quizá por eso, yo a mi padre (D.E.P.) le adoraba, le admiraba y a medida que pasaba el tiempo le quería aún más.

Pero ahora… ahora con mis hijos me paso de frenada, les llevo a todos lados, les hago todo, les abrigo si tienen frío, les compro lápices si los necesitan, les acompaño a la vuelta de la esquina, llamo al profesor si no le pone de titular en el partido de futbol.. si hasta le digo a su abuelo (el otro) que se calle cuando habla el niño. El mundo al revés. Y aun así…. aun así se quejan y me exigen. Tengo la sensación que estoy creando inútiles, blanditos, qué sé yo.

 

No se quita de la cabeza la frase de Bill Gates a sus hijos “Si crees que tu profesor es duro, espera a tener un jefe”.

 

Por cierto, qué mérito tiene un tío que se llama Puertas (Gates) y a su programa lo llama Windows (ventana).

 

Pero al tema, ¿Qué va a pasar con nuestros hijos cuando no estemos nosotros?  ¿Pues sabes qué va a pasar? Nada, no les va a pasar nada, porque en cuando no estamos se buscan la vida, ellos saben hacer de todo, pero si se lo hacemos, ¿para qué lo van a hacer ellos?

 

– Papá llévame a Orcasitas, a Valdebernardo (donde Letiziza), a una fiesta a casa de una amiga, ven a buscarme a las 9:30

– No.

– Ah, pues vale, me vengo en metro.

 

Y no pasa nada.

– Ya, ya lo sé, pero mi mujer me obliga a llevarles.

– Oye, chaval y si lo haces porque te obliga tu mujer ¿Por qué ese fin de semana que ella no estaba también lo hiciste?

– Pues no lo se.

 

Algo hago mal, bueno hago muchas cosas mal y siempre pienso que, a pesar de todos mis esfuerzos, no me quieren ni la mitad de lo que yo quería al mío.

 

Al final, va a tener razón el amigo Francisco “el Padre no se cansa de perdonar, son los hijos los que se cansan de pedir perdón”. Ahí va¡¡¡¡, he puesto Padre con mayúscula… por algo será.

 

Adiós, me acaba de llamar mi hijo diciéndome que el grifo está abierto y no sabe cerrarlo. Voy a cerrárselo.

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