¡¡Buenos días y feliz viernes!!

Una semana más, como siempre, os dejamos nuestras reflexiones en nuestro BLOG, que esperamos que os gusten:

Parece que uno es el primero que hace las cosas. Cuándo os cambiasteis de casa y fuisteis a trasladar el teléfono de la vieja a la nueva ¿no os dio la sensación de que erais los primeros que los hacíais? Tuvisteis la sensación que llamabais a vuestro operador (telefónica vaya) y que les parecía algo nuevo, que nunca les había ocurrido y que era la primera solicitud de cambio que recibían. Caras raras, expresiones de extrañeza (y eso que era por teléfono), miles de problemas, llamadas a trece departamentos, señoritas que te contestan:

-hola mi amol aquí no es, tiene usted que llamar al departamento de clientes.

-¿Cómo que no es?, si todavía no te he dicho lo que quiero.

Pero ¿de verdad, que soy el primero que se cambia de casa y quiere conservar su número?… Pues parece que sí.

Otra. Quiero una caja fuerte de combinación y que no tenga llave porque sé que tarde o temprano acabaré perdiendo la llave y cuando la pierda, no me acordaré dónde había puesto la de repuesto. No quiero depender de una llave para abrir la caja fuerte.

– Tio ¿tienes memoria para recordar la combinación y no la tienes para acordarte dónde has puesto la llave?.

– Pues sí, ¿Qué pasa?

 Me ofrecen una pequeña caja fuerte de combinación electrónica, y me dicen que cuando se acabe la pila, se puede cambiar, pero…. ¿A que no sabéis dónde está la pila? Pues dentro de la caja fuerte. ¡¡¡¡Tócate los cojones¡¡¡¡. Si te quedas sin pila con la caja fuerte cerrada, no puedes abrir la caja porque se agotó la pila, y no puedes cambiar la pila porque la caja está cerrada y la pila se cambia por dentro. Bueno sí, puedes abrir la caja, ¿Cómo? con una llave. O sea que me compro una caja fuerte de combinación para no depender de una llave y acabo dependiendo de una puta llave. ¿Soy el primero?

Es como aquel que vendió el coche para comprar gasolina. ¿Dónde estamos? ¿Se ha acabado el sentido común?

Ahora vas a cualquier lado, una clínica, una tienda, un taller, un organismo con un problema que se salga un poco de lo normal y te despachan con un no se puede, un aquí no es, o un ufff voy a preguntar al encargado cuando vuelva de comer. ¿Qué fue de aquellos dependientes que vestían un guardapolvo (mirad en el diccionario, que “guardapolvo” no es lo que creéis), y que se hacían cómplices tuyos para solucionar el problema? Abrían un cajón, no encontraban lo que buscaban, se rascaban la cabeza mirando al techo y te decían Espere un momento que voy a mirar dentro a ver si se lo puedo solucionar de otra manera. Traía una tuerca, miraba si encajaba, comprobaba que no, llamada a la tienda de al lado, preguntaba al otro dependiente y a final se solucionaba el problema.

-¿Que le debo?

– Nada por Dios, ¿Qué me va a deber? Si no he hecho nada.

¡¡¡Que tiempos¡¡¡¡.

Parece que la sociedad actual solo crea autómatas mileuristas. Ellos quieren sus mil pavos al mes y a correr, no me metas en líos, no me hagas pensar, el ordenador tiene de F1 a F12 y si tienes un problema 13 no me voy a plantear solucionarlo, y si no, no haber tenido ese problema. Hay veces que te riñen,

– Verá usté, mi abuela se murió en agosto.

 – Anda que morirse en agosto, y no podía haberse muerto en julio o en septiembre.

Te dan ganas de decirle

– Sí, lo siento mucho, ya le decíamos que no se muriese en verano, pero parece que se empeñó.

No te jode. El mundo al revés, no planteas el problema y te buscan la solución, sino que te dan un par de soluciones y tu tienes que encajar tu problema en alguna de ellas.

Que gusto cuando te encuentras con alguien espabilado.

Lo dicho, Prefiero un gramo de sentido común que un kilo de inteligencia.

Por cierto, estoy haciendo una obra en casa. ¿os lo había dicho?

Cordiales

¡Que tengáis un gran buen fin de semana!